Biomecánica de los arcos del pie
El pie humana cuenta con tres funciones: motora, equilibrio y amortiguador. Este conjunto forma una bóveda que proporciona una resistencia a la carga de peso y esfuerzo. Esta bóveda nos da un apoyo trípode y tres arcos plantares. Esta estructura esta conformada por ligamentos que tienen una función pasiva para proporcionarle estabilidad al y los músculos actúan de manera activa para permitir un funcionamiento adecuado del pie.
En el arco interno el hueso más importante que conforma a este arco es el escafoides para la formación de esta bóveda. Este arco puede descender por una hiperlaxitud de los ligamentos lo que ocasiona que el eje posterior del pie se desvíe hacia hacia adentro y tengamos un pie pronado. El arco externo es más rígido lo que nos permite la transmisión de un mejor impulso motor y a la vez el ligamento deltoideo debe de ser más fuerte para proporcionarnos una mejor estabilidad. El arco transverso tiene como puntos de apoyo distribuidos en las cabezas del 1º y 5º metatarso. Estos arcos estan sometidos a modificaciones constantes por el efecto de las cargas de apoyo distribuidas de forma no uniforme si nos encontramos en una posición erguida estática.
La laxitud de los ligamentos y la debilidad muscular nos ocasionan un desplazamiento de los huesos. Si los ligamentos y músculos mantienen sus fuerzas en equilibrio el pie va a conservar un buen balance y una altura fisiológica de sus arcos ideal. Existen muchas patologías donde hay presencia de un desbalance entre los músculos intrínsecos del pie lo que nos da como resultado un aplanamiento de estos arcos. A través de la propiocepción en la planta del pie estos arcos va a estar realizando ajustes constantes para poder adaptarnos a cualquier tipo de terreno
Álvarez CC, Palma VW. Desarrollo y biomecánica del arco plantar. Ortho-tips. 2010; 6 (4): 215-222.
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